Solo cinco días al mes el Parque Nacional Iguazú abre sus puertas para recorrer el maravilloso escenario de la selva misionera at night.

“Es inexplicable, hay que vivirlo” aseguran algunos de los testimonios consultados por Foster al describir esos momentos frente a la imponente caída de agua. De día la experiencia entra por los ojos mientras que de noche se involucran otros sentidos. Una velada transformadora que exalta las emociones.

Para comenzar a planificar el viaje se debe consultar el Calendario de Luna llena 2019. Allí se puede obtener el detalle de los días en que se realizan estos paseos. Con tres salidas disponibles, a las 19.45, 20.30 o 21.15 y una duración de 2.30 hs.

La excursión inicia con el check-in en el parque, previa reserva del tour. Una charla a cargo de un guardaparque y el guía a cargo, es seguido por un recorrido durante 20 minutos en el Tren Ecológico atravesando la selva misionera y el despliegue de un mapa de sonidos y aromas que se asemejan a la poesía. Todo un camino hasta llegar al balcón de la Garganta del Diablo -el mayor de los 275 saltos de agua, con más de 90 metros de altura-, caminata de por medio por la pasarela que atraviesa el río Iguazú.

Mitos, leyendas y misterios frente al más imponente de los saltos de agua, testigo de muchas parejas que toman este paseo para comprometerse a la luz de la luna. Es importante recordar que el clima debe acompañar, sólo se suspende por lluvia.

Cada salida es un evento particular que permite conocer la historia de este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984 por la UNESCO y seleccionado en 2011 como una de las Nuevas Maravillas Naturales del Mundo, que recibió más de un millón y medio de personas en 2018, marcando un récord histórico en la cantidad de turistas que lo visitaron.

Pero no todo transcurre de noche en Iguazú, caminar los tres senderos -perfectamente transitables- por el Parque Nacional Iguazú es un imprescindible, así como lo es obtener la vista panorámica que ofrece el lado brasileño. Es arrollador y energético dejarse salpicar por los saltos en varios puntos de las caminatas. Se pueden hacer paseos en lanchas rápidas o en helicóptero. No alcanzan los ojos para abarcar todas las vistas posibles y observar el espectáculo que hasta puede incluir el arco iris entre la bruma.

La naturaleza, un atractivo en sí mismo

Iguazú comprende muchas otras posibilidades que un buen turista no debe dejar de apreciar.  Poner un pie en estas tierras coloradas es mágico, dejarse absorber por el ambiente imprime algo especial en el cuerpo. Casi inexplicable es la enorme gama de verdes provenientes de la selva paranaense con más 2.000 especies de plantas, 450 especies de aves, más de 80 especies de mamíferos, algunos en extinción y la incontable cantidad de mariposas. La naturaleza como un atractivo en sí mismo. 2,7 kilómetros de selva entre el estado brasileño del Paraná y la provincia argentina de Misiones.

Imperdibles

Entre los lugares que no se pueden dejar de visitar se encuentran las ruinas de San Ignacio Miní, la Mina de Wanda, el Museo Imágenes de la Selva, Aldeas Aborígenes, el Parque Das Aves, Hito tres Fronteras y La Aripuca. Además de los mercados artesanales, comerciales, los restaurantes y el casino en la ciudad de Puerto Iguazú, en la frontera con Paraguay y Brasil, donde se pueden encontrar las mejores aceitunas rellenas, aprovechar los paseos de compras de piedras preciosas, la degustación de dulces típicos y el helado artesanal de yerba mate.

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