El paseo nocturno por el Parque Nacional Iguazú permite descubrir los sonidos de la selva guaraní mientras caminamos por los senderos del parque cuando los visitantes ya se fueron. La experiencia de estar solos y ver la Garganta del Diablo sólo iluminada de manera natural es alucinante.

Son sólo cinco noches al mes las que se puede hacer el paseo, que comienza con el check in y el recorrido en el tren en la Estación Central. En sólo 10 minutos, el recorrido nos interna en la selva, y es todo un preámbulo ya que la luz de la luna penetra en los claros que deja la vegetación del Parque y nos alumbra en los vagones abiertos.

Cada noche es única y nos cautiva con la admiración del cielo y sus movimientos, en una experiencia que es acompañada por el Guía que nos conduce en medio de un paisaje en donde la oscuridad y la luz camufla sirve de camuflaje para no deja ver a cientos de animales e insectos que no podemos ver, pero que si podemos escuchar. Son cientos de criaturas – entre camuatíes, jaguaretés, pumas, ocelotes; y miles de insectos-,que habitan dentro de la tupida vegetación, nos observan y acechan desde la oscuridad, invisibles a nuestro paso.

La excursión –que dura unas tres horas – es encabezado por el Guía que va relatando la historia del lugar y anécdotas de 15 años de turistas que ya lo vienen haciendo, mientras se avanza entre la bruma nocturna por los senderos de las Cataratas y podemos ver las fumarolas que se levantan hacia el cielo y el estruendo del agua que revienta sobre las rocas.